El bolso que todas las famosas quieren esta temporada lo vuelve a firmar Louis Vuitton

De sus colecciones se dice a menudo que son un ejercicio de anacronismo. Otros prefieren hablar de cronologías cruzadas. Y hay quien directamente usa el término ciencia ficción. Elijan la etiqueta que más les satisfaga: sea cual sea, lo que queda patente es que la soltura con la que Nicolas Ghesquière juega con las fronteras entre pasado, presente y futuro se ha convertido en una seña de identidad indeleble. «Ya se sabe lo mucho que me gusta un choque temporal. Es un tema que me resulta muy inspirador», declaraba antes de su desfile de p-v 2021 para Louis Vuitton. Ese en el que exploró la idea de una moda sin género y mezcló chaquetas mayestáticas con hombreras, grafitis, brocados de flores y zapatos oxford. Y en el que cambió las galerías del Louvre por las de La Samaritaine, los grandes almacenes que forman parte del paisaje parisino desde 1870, justo antes de que volvieran a abrir sus puertas después de 16 años de obras.

Cuadra: su fórmula favorita para empezar una colección consiste en explorar la historia para llegar a una moda que resuena con el momento. «Celebrar el pasado, el patrimonio, las referencias y, al mismo tiempo, intentar borrar algunas de esas inspiraciones para crear algo nuevo e innovador». Él lo llama avanzar y rebobinar. Lo hace cuando une en un mismo look levitas dieciochescas y zapatillas. Cuando pone a un coro de 200 voces vestidas con ropa de época de los últimos cinco siglos mientras por la pasarela desfilan abrigos técnicos y vestidos de neopreno y cuero tratado para parecer encaje. Y cuando colabora con Fornasetti y estampa ilustraciones renacentistas en parkas metalizadas. Pero también cuando convierte la tradición artesana que Louis Vuitton ha forjado en sus 169 años de historia en motor de innovación. 

Al caso, el (nuevo) bolso GO-14. El mismo que ya cuelga del brazo de una lista de embajadoras del buen estilo tan larga como heterogénea. De Cate Blanchett saliendo a cenar sushi con su marido en Londres a Chloë Grace Moretz de paseo por Los Ángeles, Emma Stone en la alfrombra roja, Lea Seydoux, Shay Mitchelle, Alicia Vikander, Hyein (el fenómeno del K-Pop), Sheila Atim, Marina Fois, Gemma Chen. Podríamos seguir.

Bautizado con un acrónimo de "Ghesquière Octubre 2014" en un guiño a la fecha del segundo desfile del francés al frente de la dirección artística de la línea de mujer de la casa, y el primero en el que el susodicho accesorio hizo acto de presencia, es el ejemplo más reciente de la afición del diseñador a indagar en los archivos. Y a conjugar legado y evolución: el acolchado que lo identifica se inspira en el interior de los primeros baúles de la enseña mientras hace alarde de un saber hacer artesano que, entiende Ghesquière, nunca debe dejar de avanzar.

Hacen falta 20 pasos para conseguirlo y una técnica única y aún más compleja que la tradicional para depositar los 17 metros de ribeteado necesario para conseguir el efecto redondeado que lo hace tan especial. «Curiosamente, cuando buscamos cómo será la moda en el futuro, encontramos la respuesta en su pasado», defiende Ghesquière.