Oprah for president?

La famosa presentadora norteamericana levantó al público de los Globos de Oro con su discurso sobre la igualdad. Según una encuesta, vencería a Trump. Pero hay puntos a favor y en contra.

Oprah Winfrey, en los Globos de Oro

Oprah Winfrey, durante la gala de los Globos de Oro 2018.

/ Handout

Hace unos años a Oprah Winfrey se la nombraba con apellido. Hoy, la archifamosa presentadora norteamericana se ha metido en el salón de todas las casas. Vaya, que se considera de ‘la familia’, es conocida aquí y en Pekín y todos la llamamos por su nombre de pila. Con cariño, con respeto, como a una tía mayor, con éxito y con un fuerte carácter, pero con toda la confianza. Como si la conociéramos. Muchos han intentando criticar de ella su estilo ‘bossy’, de jefa -no han tenido éxito, sus fans son legión-, pero además la crítica nos recuerda que llegar donde ella ha llegado no ha debido ser fácil y ha tenido que crearse una coraza, además de un carácter de ordeno y mando. Porque Oprah, como contó en los Globos de Oro, era una niña pobre, mujer y negra.

Ella misma ha confesado los abusos que tuvo que soportar, la discriminación, el machismo y, por supuesto, el racismo. En los pasados Globos de Oro, cuando recibió el premio Cecil B. DeMille a su trayectoria -que por cierto es la primera vez que se entrega a una mujer-, dio un discurso que ha trascendido lo puramente cinematográfico o glamouroso para convertirse en el mejor grito de guerra del movimiento #MeToo o #Time’sUp y del cual no vamos a hablar porque ya se ha dicho todo y nos lo sabemos casi de memoria. De lo que sí vamos a hablar es de lo que pasó justo después cuando entre el público presente, los telespectadores y los usuarios de las redes sociales de medio mundo comenzó a circular un rumor: ¿Va a ser Oprah la próxima presidenta de los Estados Unidos?

Según una encuesta que se han apresurado a hacer en su país para conocer la opinión de los votantes, Winfrey vencería a Trump en un duelo mano a mano (50 por ciento ella, frente al 39 de él y 11 por ciento de indecisos, según una encuesta de NPR / PBS News / Marist). Aunque también es cierto que el 54% de los encuestados dijo que prefería que la presentadora no se presentara a las elecciones, quizá para no perderla como líder de opinión limpia de política. Sin embargo, los vientos presidenciales pueden soplar muy fuerte a favor de su candidatura. Ya lo clamaba Meryl Streep en la gala: "Su voz es la de un líder".

Oprah Winfrey en los Emmy Awards

Oprah Winfrey, en el escenario de los Emmy Awards 2017.

/ Kevin Winter

La actriz se ha posicionado absolutamente a favor de la presentadora norteamericana. "Ha lanzado una bomba [con su discurso]. Quiero que se presente a presidenta", dijo y añadió: "Aunque creo que ella no tenía intención de hacerlo, ahora no le queda otra opción". También aplaudió la idea el director de cine Steven Spielberg, la cadena NBC y hasta en las filas del Partido Demócrata suenan las campanillas ilusionadas con su nombre aunque, como ha resumido el demócrata Brad Anderson, quien trabajó en la campaña de Obama en 2012, "suena ridículo, lo entiendo. Pero la política es ridícula en este momento".

Vale, Oprah tiene su revista propia, un canal de televisión, una propia productora, es una de las mujeres más ricas de su país con unos 2.8000 millones de fortuna y, además, es una líder absoluta, venerada y respetada pero, ¿es todo eso suficiente? ¿Lo es tanto como para ser presidenta? ¿Estamos banalizando la política o ya está banalizada? ¿Ha pasado la época de los presidentes provenientes de la política?

Desde luego si Donald Trump ha llegado a la Casa Blanca, no cuesta mucho pensar que hasta la peor versión de Oprah lo haría mil veces mejor que él. Si me apuran, quizá mil billones de veces mejor. Y por mucho que el presidente Trump diga en público que sería muy divertido competir con ella (y, por supuesto, ganar, dice él) seguro que está sudando tinta china ante la mera posibilidad de que suceda porque ella sería una de las mayores contrincantes del mundo.

Oprah Winfrey tiene más de doce millones de seguidores en Instagram, frente a los casi nueve de Donald Trump. En Facebook, él tiene 24 millones de seguidores, ella ‘solo’ 11. Él gana sin embargo en Twitter, con más de 46 followers por los 41 de la presentadora (Hillary Clinton ‘solo’ tenía 21 millones). ¿Está confirmando esto que quizá los políticos van a tener que competir como ‘influencers’? Lo cierto es que hay muchas razones a favor y en contra de Oprah for President y apostaría (y no pierdo, seguro) a que ella en estos momentos está decidiendo si dar el paso… o esperar un poco más.

A FAVOR

- Tiene gancho, consigue enfervorizar a quienes la escuchan. No hay más que recordarnos a todos viendo su discurso de los Globos de Oro. ¿Se te erizaron los vellos a ti también?

- Es mujer y es afroamericana. Supondría quizá el símbolo más fuerte por la igualdad del mundo. Rompería estereotipos, fronteras, límites y hasta la mente de los más cerrados. Algo muy necesario en un país donde el supremacismo blanco da miedo y el racismo está a flor de piel, especialmente entre la policía que, también, asusta.

- La gente cree en ella. Y no en vano. Estos días, la presentadora se ha puesto botas de agua y ha visitado una zona inundada de su país donde tiene una casa. En esas inundaciones han muertos 17 personas y las imágenes de una adolescente rescatada tras pasar más de 10 horas atrapada han dado la vuelta al mundo. Trump ni se ha pasado por allí. Es una auténtica ‘influencer'. Vale, Trump también lo es pero ella sí es respetada por todos mientras que él no consigue la aprobación ni en sus propias filas

- Supondría un paso (gigante) adelante. Porque la fuerza con la que lucha por el empoderamiento femenino y su mismo ejemplo podría ser crucial en la lucha por la igualdad en EE.UU. En el gabinete de Trump solo hay tres mujeres y, según el Índice Mundial de Brecha de Género 2015 elaborado por el Foro Económico Mundial, Estados Unidos se sitúa en el puesto 28 de un total de 145 países. Vaya, que no es un ejemplo a seguir.

- Porque ilusiona. Porque sus palabras emocionan y tienen la capacidad de hacer soñar con un presente/futuro en el que de verdad las cosas sean mejores para esa mitad del mundo: “Quiero que todas las niñas que ven esto sepan que tenemos por delante un nuevo día. Y cuando amanezca lo será gracias a mujeres magníficas, muchas de las cuales están en esta sala”.

EN CONTRA

- No tiene experiencia. Claro que ser la candidata más cualificada tampoco es que jugara demasiado a favor de Hillary Clinton en 2016. Aunque por otra parte tampoco la tenía Trump y llegó a la Casa Blanca, si somos fieles a la verdad el resultado no está siendo muy bueno. En el país se echa de menos tener propuestas políticas reales, alguien que sepa.

- Sus ideas políticas no están claras. Los demócratas creen que está en su bando y es verdad que ella ha solido apoyar a candidatos de este partido -Obama y Hillary Clinton-, pero no ha militado en él. Ella no dice nada, solo se deja querer. Una pista: Oprah es una defensora de la igualdad de género y los derechos LGBT y, en cuanto a inmigración, respalda “marcar un camino hacia la ciudadanía" para los indocumentados.

- Demasiado peso sobre sus hombros. El Partido Demócrata tiene un vacío: no hay un favorito para 2020 (como lo fue Hillary Clinton en 2016, o Obama en 2012). Tantas expectativas pueden generar el efecto contrario.

- Su discurso es demagógico. Como Trump, parece que Oprah sería una candidata populista que podría conmover a muchos, pero no llegar a la raíz del problema. Quienes han trabajado con ella aseguran sin embargo que eso lo dicen porque, precisamente, no han formado parte de su equipo. Oprah es la mejor, dicen, en todo lo que hace.

- Miedo a la derrota. Su perfeccionismo natural hace que no quepa la idea de una gloriosa derrota. Si se presenta es solo para ganar. No podría gestionar no conseguirlo y esa, precisamente, es la clave que juega más a la contra de su posible carrera presidencial.

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