La vendedora de tornillos

Una creativa de publicidad deja su trabajo por cuestiones éticas. Es el argumento de ‘La vendedora de tornillos’ (Elipsis) y también, la nueva vida de su autora.

La vendedora de tornillos
La vendedora de tornillos

Pilar Bellver inventó hace ya unos cuantos años al primo de Zumosol. Lo dice con la boca pequeña porque no quiere que esto se convierta en un reclamo para vender su libro. «Sería utilizar los mismos métodos que en la agencia», asegura después de haber dejado un trabajo que le proporcionaba un buen sueldo y reconocimiento pero que le obligaba a mentir de forma despiadada. «Lo del 100% zumo natural ¡es mentira! Yo misma he visto los polvitos que utilizan. Y lo del Omega 3, otro tanto...», declara.

Harta de su profesión –«la publicidad es una forma de comunicación obscena»–, Pilar dejó su trabajo y se puso a escribir. El resultado es esta novela, la primera de la recién estrenada editorial Elipsis, que tiene mucho de autobiográfica. En ella, la protagonista no solo se cuestiona la ética del trabajo, sino que descubre su verdadera sexualidad. Una fugaz experiencia lésbica del pasado vuelve a su memoria cuando conoce a la vendedora de tornillos, una mujer de edad avanzada de la que acaba enamorándose. Una relación sin final feliz «porque sin deseo, el amor no funciona», afirma Pilar, que manifiesta abiertamente su homosexualidad mientras le lanza una sonrisa a su compañera, a la que dedica este libro.

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