Estar triste te hará mejor persona

Parecería que hay algo malo en sentir tristeza. Sin embargo, la tristeza puede ser un sentimiento muy productivo y que te ayudará a adaptarte a situaciones nuevas que de momento no van a traerte alegrías.

Las emociones positivas se asocian al éxito, a la salud y a un riesgo menor de padecer desórdenes mentales como depresión o ansiedad. Se cree que nos hacen tomar decisiones más acertadas y tener mejores relaciones sociales que luego nos ayudarán a avanzar en la vida.

Sin embargo, ahora algunos psicólogos creen que tratar de buscar y perseguir la felicidad a cualquier precio puede hacerte perder la perspectiva de quien eres y provocar que reacciones de modo incorrecto a situaciones vitales poco agradables.

Cuando estamos eufóricos tendemos a ignorar las emociones y los peligros y nos involucramos en situaciones arriesgadas como beber demasiado, consumir drogas y conducir en ese estado.

Además cuando la gente vive con altos niveles de felicidad y estabilidad familiar y financiera se piensa mucho más aceptar retos y situaciones de desafío para avanzar, es por eso que varios estudios apuntan que la gente más feliz es menos creativa que aquellos que sufren algunas emociones no tan positivas.

La tristeza, la angustia y otras emociones negativas te ayudan a escoger mejor la información para ganar discusiones, tendrás posibilidades de ser más concreto y defender mejor tus argumentos que si estás demasiado feliz contigo mismo y tu situación vital, en ese caso la capacidad analítica parece anestesiarse. Te dedicas a ser feliz.

Cuando ya estás satisfecho contigo mismo dejas de ser exigente y perseverar en tus objetivos. Además, los sentimientos negativos te preparan mejor para ser generoso con los demás y contigo mismo, serás capaz de rechazar ofertas que consideres injustas.

Por último, en un estudio se demostró que la gente cuyas opiniones políticas le causaban más angustias se informaban mejor, entre otras cosas porque leían más artículos de autores que pensaban de modo opuesto a ellos. Después de explorar todos los puntos de vistas, los propios y los contrarios, paradójicamente, tenían la mente más abierta y se mostraban más inteligentes en las discusiones.