Las confesiones de Rocío Carrasco demuestran que hablar de enfermedades y trastornos mentales todavía es tabú

La hija de Rocío Jurado se ha sincerado en una entrevista en la que cuenta el duro calvario por el que pasó tras separarse de Antonio David Flores e, incluso, antes. Y ya hay consecuencias. 

Rocío Carrasco, en un momento del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'

Rocío Carrasco, en un momento del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'.

/ Telecinco

La esperada serie documental sobre Rocío Carrasco en la que la hija de Rocío Jurado prometía romper su silencio tras 25 años y contar la verdad sobre su vida, sin ocultar episodios dolorosos, emitió finalmente este domingo, en Telecinco, sus dos primeros capítulos reunidos bajo un título elocuente ('Rocío, contar la verdad para seguir viva'), y protagonizados por confesiones que delatan los estigmas que aún hoy rodean los problemas relacionados con la salud mental (y la necesidad de verbalizarnos y normalizarlos).

"Tiene un cuadro muy importante. No sé cómo va a repercutir en ella, en sus hijos... Es difícil ver a una persona sufriendo y contando que sufre", ha manifestado, en la misma cadena, Ana Rosa Quintana un día después, alineándose con otras opiniones de las redes que, por lo general, han apoyado a Rocío Carrasco (o a 'Rociíto', como muchos de ellos aún la llama) y han criticado a Antonio David Flores de quien, por otra parte, Telecinco acaba de informar que prescindirá para sus contenidos.

Tras una altísima exposición ante los medios y visitas a platós durante los años noventa -tanto durante su noviazgo con el guardia civil en prácticas Antonio David Flores, repleto de sonrisas cómplices y alguna travesura, como durante su boda, a los 18 años, en 1994- Rocío Carrasco decidió retirarse completamente del ojo público tras separarse de su ex en 1999, ya convertido este en tertuliano televisivo de pro. Y lo hizo por un motivo que, hasta ahora, no había trascendido.

"No podía hablar", asegura la hija mayor de Rocío Jurado en el espacio en el que no ha podido contener las lágrimas mientras explicaba el bloqueo que había padecido y por qué ahora sí hablaba: "Se lo debo a mí y a mi gente, a mi familia, a mi otra familia (a la que nos de mi sangre), la que yo he elegido. He estado mucho tiempo sin poder hablar. Creo que ahora sí puedo hablar", afirmaba, tras referirse a su cara más vulnerable.

"He llegado a tocar fondo y cuando toqué fondo, me di cuenta de que no podía seguir así", ha afirmado mientras recordaba los insultos y desplantes que tuvo que soportar (y la preciosa canción de Gjon's Tears 'Tout I'univers' sonaba de fondo en el programa, cargado de emoción).

En su caso, e intensificado por tratarse de un personaje público, tuvo que escuchar cosas como "mala madre", que le lanzaron desde "medios de comunicación, programas de televisión" y que le hicieron sentirse mal y culpable. Y por la calle, de todo. "Me han llamado p*ta, que si no me daba vergüenza no estar con mis hijos, que qué madre abandona a sus hijos".

"He tenido a mis hijos muertos en vida", aseguraba antes de compartir su sensación de que a su ex, Antonio David Flores, siempre le dieron "por veraz" lo que dijo sobre ella una vez que se separaron, tal vez porque fue él quien siguió sentándose en tertulias televisivas mientras ella se esfumaba de los focos.

"Por sus acciones, mi hija cree que soy una mala madre. Mi hijo es especial y yo sé que a mí mi hijo me adora, lo que pasa es que no se le permite. Yo sé que él me ama y me da tranquilidad. Rocío sí, creo que sí piensa que soy mala madre", asegura en una de las declaraciones más desgarradas del documental, que muestra a una mujer juzgada por todos, hundida y maltratada, que llegó a un punto de desesperación tal que se planteó el suicidio. Y cuya vida ha estado marcada por un dolor que tambaleó su salud mental.

Rocío Carrasco denunció a Antonio David Flores en el Juzgado de Violencia de Género, él recurrió y no fue finalmente juzgado. Aunque la batalla legal entre ambos sigue abierta.

Rocío Carrasco, en un momento del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'

Rocío Carrasco, en un momento del documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'.

/ Telecinco

En julio de 2012, otro hecho atroz tambaleó su vida y puso fin a su relación con su hija por un caso de maltrato de esta última hacia ella. El caso, que se convirtió en denuncia y tiene sentencia firma, indicaba que la menor había golpeado a su madre en el curso de una disputa, llegando a tirarla al suelo, donde siguió dándole patadas.

Otra fecha fatídica: el 5 de agosto de 2019 Rocío fue ingresada en un hospital tras ingerir varias pastillas con la intención de terminar con su vida. Todo se había desencadenado tras la noticia de que su hija, Rocío Flores, se sentaría en GH VIP, en Telecinco, para defender a su padre.

"Por mi cabeza empiezan a pasar todos los 20 años anteriores y todo lo que se me venía encima otra vez. Lo peor era saber que mi hija iba a un plató a defender a su padre", explicó. "Solo podía terminar si me quitaba del medio. Me tomé varias pastillas diferentes. Me quedé dormida. Me salvó Fidel, que entró en mi habitación porque yo no me levantaba (...). En ese momento no piensas en nada ni nadie. Solo piensas que no quieres volver a ver el odio en tu hija ni volver a sentirte mala madre. Es una acción cobarde y egoísta, pero es la verdad".

"Todo esto lo he contado a muy pocas personas cercanas y a muchas extrañas. A jueces, médicos, equipos psicosociales...", repasa Rocío, descubriendo un calvario por el que, seguramente, muchas mujeres pasan en silencio.

De fondo, un trastorno ansioso depresivo moderado y grave crónico con el tiempo, según indica el informe del gabinete psicológico del tribunal de violencia contra la mujer, que ha ido marcando su vida y sus pasos, llenándola de miedos e inseguridades que propiciaron que le "arrebatan a sus hijos en vida", indica.

"Cuando Antonio David me devolvía a los niños (...) me increpaba y me insultaba y aprovechaba esas tomas de contacto para insultarme y decirme 'te los voy a quitar, te van a odiar, hija de puta, voy a hacer que te odien (...)", asegura, antes de sostener que su hija "tenía pasión por su madre, que soy yo, la que la he parido. Yo soy víctima pero ellos (sus hijos) también son víctimas de una mente diabólica".

Otro de los testimonios más impactantes es cuando Rocío revela los malos tratos físicos de los que fue víctima por parte de Antonio David Flores: "Él me coge del pelo y me tira del pelo hacia abajo, pero no sé el por qué".

Cuando empezó el maltrato, sin embargo, ella le seguía ciegamente. Por eso soportó agresiones verbales ("inútil", "estás gorda", "eres tonta").

La respuesta, cuando se separó finalmente de "su verdugo", fue un mutismo y un viacrucis que la ha perseguido hasta hoy. Hablar en alto, sin embargo, ha sido su terapia, insinúa.

"Para renacer hay que morir, como el ave fénix. Quemar las alas empapadas en la inmundicia y dejar que nuevas alas crezcan, alas de oro, alas de luz y rocío", asegura la voz de Rocío que concluye con un "Quiero vivir, quiero que se haga justicia, quiero que se sepa la verdad".

Tras sus palabras, son muchos los apoyos que ha recibido en las redes. "Verbalizar que te has querido morir y, sobre todo, decidir que quieres hacerlo es un recuerdo que te persigue siempre. Solo la gente que lo ha vivido lo sabe. Nadie tiene derecho a juzgar un suicidio o un intento", asegura una usuaria en Twitter.

También políticas como Irene Montero o Rocío Monasterio han opinado sobre las imágenes en las redes sociales, pero mientras la primera ha subrayado la "violencia de género", la segunda la "alienación parental".

Horas después de la emisión, se divulgaba la noticia de que Telecinco había prescindido de los servicios de Antonio David Flores por, se entiende, su presunto maltrato a Rocío.

Síguele la pista

  • Lo último