¿Por qué necesitamos más mujeres en el Tribunal Constitucional?

Aunque la Constitución proclama la igualdad, sólo hay dos mujeres entre los 11 miembros de su principal valedor. La Asociación de Mujeres Juezas de España propone acabar con esta incoherencia.

Por qué necesitamos más juezas en el Tribunal Constitucional
Por qué necesitamos más juezas en el Tribunal Constitucional

El 10 de febrero se acaba el plazo para firmar en la petición por “Por un Tribunal Constitucional Equilibrado”, la propuesta de la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE) que busca una mayor igualdad en el TC. Y es que a finales de febrero (si no se retrasa más) se va a producir una renovación parcial del Tribunal Constitucional español en el que, pese a la que la Constitución defiende la igualdad como una de sus grandes máximas, de sus 11 miembros sólo dos son mujeres: la vicepresidenta, Adela Asúa, y la magistrada Encarnación Roca. Desde 1980, de las 60 personas que han ocupado la alta magistratura solo cinco han sido mujeres, el 8%. Impresiona verlo en cifras.

Pero, ¿por qué es importante que en el Tribunal Constitucional haya más mujeres?

1. Porque lo pone en la Carta Magna. Entre los principales valores que defiende la Constitución española está la defensa de la igualdad. Y sin embargo, en su principal valedor, el TC, sólo tiene dos mujeres entre sus 11 miembros. Molaría que fueran más coherentes, ¿no?

2. Porque la diversidad, y no sólo de género, enriquece las resoluciones. Es fundamental integrar la experiencia femenina en el interpretación del ordenamiento jurídico.

3. Porque este año el TC va a resolver la inconstitucionalidad de la Ley del Aborto. O sea, que una mayoría masculina aplastante va a resolver cómo regular sobre el cuerpo de la mujer. Independientemente de su color político, hacen falta mujeres en ese tribunal. ¿Qué pensaríamos si fuera un tribunal compuesto mayoritariamente por mujeres el que resolviera qué hacer, por ejemplo, con los violadores?

4. Porque si no hay igualdad en el TC difícilmente sus resoluciones serán igualitarias. El TC debe ser un referente ejemplar de la pluralidad social, y especialmente en la aplicación real del principio de igualdad, tanto en sus resoluciones, cómo en su composición paritaria. El objetivo sería que pudiéramos estar orgullosas de nuestro TC en igualdad.

5. Porque la desigualdad supone una manifestación del techo de cristal existente en el TC español que es una patología de las limitaciones de las mujeres en los lugares donde se toman las decisiones. Vaya, que sugiere que la justicia está enferma o muy malita. Si no, promovería dentro de sus organismos la igualdad que tanto dice defender.

6. Porque la Justicia con perspectiva de género es imprescindible para que se garanticen los Derechos de la Mujer, un objetivo compartido con las asociaciones de juezas de todo el mundo como la International Association of Women Judges y su Sección Argentina (AMJA), impulsora de la campaña “Más Mujeres, Más Justicia” que ha adoptado AMJE como lema también en España.

7. Porque la anecdótica presencia de la mujer en el TC supone una devaluación de la ley de igualdad ejercida en las mismas entrañas de la justicia. Suena brutal, sí. Pues es la pura verdad.

8. Porque parece mentira que tengamos que seguir pidiendo igualdad incluso a quien tiene el debe de garantizárnosla, véase el Tribunal Constitucional. ¿No les da un poco de vergüenza?

9. Porque una visión completa de la sociedad exige que se incorporen tanto la mirada femenina como la masculina en las decisiones que tienen impacto en la ciudadania.

10. Porque si la propia justicia no es equitativa, difícilmente podremos hablar de igualdad real.

Por si estas 10 razones no fueran suficientes hay más. Muchas más. Por ejemplo, mientras el 52 por ciento de los profesionales que administran justicia en nuestro país son mujeres, su presencia en los órganos decisorios es ínfima. Hasta hace unos días, en la sala civil del Tribunal Supremo entre sus 9 miembros no había ni una mujer. Se acaba de reincorporar una mujer y así, por primera en 205 años, hay una mujer como mínimo en cada sala. En esa sala se dirimen los recursos relacionados con custodias, familia, separaciones… “En todos ellos, las mujeres encabezamos las estadísticas en materia de cuidados familiares lo que nos aporta una mayor inteligencia emocional a ese campo. No tiene lógica en clave de igualdad que se destierre la experiencia femenina en la toma de estas resoluciones”, señala la la magistrada del TSJ de Canarias y presidenta de AMJE, Gloria Poyatos quien además señala la necesidad de las cuotas ya que cuando no se consigue la igualdad de forma natural es necesario recurrir a otros sistemas para conseguirla. “Nosotras lo que pedimos es que se nombre a cuatro mujeres para el TC. Cuatro de cuatro. Somos partidarias de esto porque estamos el el siglo XXI y somos mayoría en la carrera y en el ejercicio de la profesión, algo que debería verse reflejado en las altas instancias”. Para conseguir una mayor igualdad en el Tribunal Constitucional, además de pedir a las Comunidades que propongan a mujeres juezas para su próxima renovación, AMJE se pregunta si debería de modificarse el sistema de nombramientos de cargos discrecionales del CGPJ a fin de que garantice el acceso a las mujeres juezas a altos cargos de la Magistratura, ya que hasta la fecha no parece promover la presencia de mujeres sino todo lo contrario. Entre otras cosas, el actual sistema penaliza por ejemplo la conciliación, que suelen practicar en su mayoría las mujeres, las grandes cuidadoras también entre los jueces, mientras que premia la antigüedad, lo que también juega en contra de la mujer ya que la primera jueza fue nombrada en 1977. Así, el propio sistema obstaculiza el ascenso femenino. “Es necesario que la diversidad se refleje en el TC por una cuestión de legitimidad democrática. Ya basta de excluir a la mujer de las altas instancias en las que se toman las decisiones que mueven el mundo”, señala la magistrada de TSJ de Canarias y presidenta de AMJE, Gloria Poyatos. “Queremos cambiar y mejorar nuestro sistema judicial y promover la igualdad de acceso y la no discriminación de las mujeres y niñas en un mundo masculinizado. Un TC igualitario es importante por muchas razones, entre ellas que las mujeres no somos un 8% de la sociedad, sino el 50%. Las altas instancias deberían de reflejar esa cifra”, explica Poyatos que pone un ejemplo claro: “Si el TC estuviera integrado en una mayoría aplastante de madrileños, ¿no se quejaría el resto de comunidades? ¿No parecería sospechoso? Todos estarían de acuerdo en que existiría una discriminación. Con las mujeres no se ve la anomalía porque nunca hemos estado dentro del sistema en igualdad real, pero si lo piensas, el déficit democrático que expresa esa falta de representación femenina es impresionante”.

Hasta el momento apenas se llevan recogidas algo más de 5.600 firmas. Parece mentira que en un tema tan importante no se consiga el apoyo necesario. Aquí puedes firmar para pedir que el mayor órgano defensor de nuestra Constitución muestre en su formación que la defensa de la igualdad no son meras palabras, ni un simple postureo para una foto en la que siempre hay demasiada testosterona

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