Por qué es esencial que el porno (y el cine en general) tengan coordinadoras de intimidad

Hablamos con Anarella Martinez, coordinadora de intimidad en las películas de porno feminista de Erika Lust, acerca de la importancia de la figura responsable de coordinar las escenas de sexo.

Anarella Martinez
Anarella Martinez / Marita Alonso / Erika Lust

Habrá quien se sorprenda al saber que la figura de la coordinadora de intimidad, que se encarga de que las escenas íntimas o sexuales se rueden con comodidad y consentimiento, no es en absoluto exclusiva del cine porno. Es más: es el porno feminista el que sí exige su presencia, pero el mainstream todavía se encuentra en un momento diferente. Nos hallamos en un momento cinematográfico en el que el sexo ha regresado por la puerta grande, con películas como en 'Pobres criaturas' y 'Saltburn', pero la relevancia de estas figuras lleva tiempo en boga en el cine, especialmente tras el #metoo. “Desde entonces, es obligatorio en Hollywood que esta figura esté presente... Pero que le hagan caso ya es otra cosa. A veces tienen esta figura para hacer el "check", pero luego se pasan por alto las cosas. En la industria del porno, las cosas no son así. No sólo nos encargamos de cuidar a los performers, sino también al equipo, cuyos límites hemos de conocer. Llevamos tiempo en esto y lo tenemos normalizado, pero no olvidemos que estamos con gente ue practica sexo en vivo y de repente, viene gente más joven o con menos experiencia que pese a creer que están listos para esto, puede dar con algo que les parezca fuerte. Quien así lo siente, me lo comenta, y mi papel es plantear de qué forma hacer un set más seguro para el equipo”, explica a ‘Woman’ Anarella Martinez. 

Erika Lust explica que a lo largo de su extensa carrera, diversas performers le han comentado situaciones delicadas en las que amigos del director o de los productores de turno aparecían en pleno rodaje, por lo que  no sentían que ese fuera un espacio seguro. “Hoy, como la industria ha cambiado tanto desde el #metoo, han entendido que no pueden mantener así las cosas y que tienen que asumir las normas, tener contratos formales, asegurarse de que la gente sepa lo que va pasa en el rodaje, qué dinámicas de poder va a haber…”, asegura.

Erika Lust

Erika Lust en pleno rodaje

/ Erika Lust

Podría parecer que el papel de la coordinadora de intimidad comienza y termina en el rodaje, pero no es para nada así. “No sólo trabajas in situ, sino que en ocasiones, pasado el tiempo, hay gente que no se siente del todo cómoda o necesita hablar. Puede ocurrir que tengan dudas o que se sientan tristes y aunque no soy psicóloga, les acompaño, les hago de guía y les escucho. Gracias a mis años de terapia, sé interactuar, pero cuando veo que es algo que no está dentro de mi capacidad, mando al performer a Pineapple Therapy, una empresa con la que tenemos un acuerdo y que es exclusiva para empresas de la industria del porno. Tras el rodaje, a veces voy a tomar algo con ellos para que suelten lo que sienten y para preguntarles cómo están. Normalmente, quienes llevan mucho tiempo en esto no tienen problemas, pero me preocupan más las personas nuevas. Les pregunto cómo están, les escribo, les pregunto si hay algo en los que le pueda ayudar, si necesitan contarme algo... Cuando me necesitan, ahí estoy”, explica Martinez.

Al saber que hay quien después de haber rodado una escena se siente de algún modo incómodo, nos preguntamos si  esas escenas pueden ser borradas, teniendo en mente que antes de las grabaciones, cada intérprete ha firmado unos papeles en los que aclara cuáles son sus barreras y sus especificaciones. “Cuando se ha cruzado una barrera, si alguien se siente mal después, hemos de tener en mente que cada uno tiene que asumir sus responsabilidades. Lo digo siempre antes de cada película: estoy aquí para cuidarnos, pero no para salvaros. Son cosas diferentes. Puedo escuchar y ver cómo piuedo ayudar, pero no podemos cancelar una escena porque una persona no ha sabido coger sus responsabilidades. Si se ha cruzado una barrera, hay que ver si se ha hecho de forma agresiva, si ha sido un accidente (porque accidentes laborales suceden en cualquier trabajo).. Intento siempre diferenciar lo que es el abuso de la parte de accidente. Estamos hablando de sexo, y por eso la línea es muy fina, pero al final, tenemos que tener en la cabeza que esto es trabajo, por lo que hay que aprender a separarlo todo. Si llegamos a estos extremos, ocurre una vez cada dos o tres años. No suele pasar”, asegura.

Rodaje de Erika Lust

Rodaje de Erika Lust

/ Erika Lust

Erika Lust aclara que muchas veces, personas recién llegadas a la industria comentan que no quieren que su madre se entere de que van a grabar una película porno, y ella se asegura de aclararles que aunque su cine no se engloba dentro de la industria mainstream, al final todo su alrededor va a saber que lo ha hecho. Anarella señala que les llegan muchos perfiles de personas que quieren trabajar con ellas, y su papel entonces es mirar cuáles encajan, hacerles un perfil y preguntarles por qué quieren trabajar ahí. Muchas responden lo siguiente:“Porque Erika es maravillosa”, dicen. "Es entoncres cuando les pregunto por qué quieren meterse en el porno. Mucha gente dice que quiere "estar en Erika", pero yo les aclaro que eso es también porno, y que la gente lo va a ver. Les comento que vamos a hacer prensa, y si de repente alguien dice que no quiere aparecer en los medios porque no quiere que se le reconozca, sé que esa persona no está preparada. Incluso a quienes les parece bien ser reconocidos, les recuerdo antes de grabar  que van a estar online, y lo que está online, es para siempre. Es un recordatorio constante. A veces siento estar hablando con niños: tengo que repetir las cosas y tener mucha empatía. Das muchísimo en este trabajo; hay que saber cuidarse”, explica.

Sex talks previas y la diferencia entre el porno feminista y el mainstream

En Erika Lust, las películas llevan un trabajo previo largo. Con los intérpretes tienen por ejemplo sex talks en las que cada persona señala sus límites y sus preferencias, unas charlas que se ponen en marcha online antes del rodaje y que es similar a la que después tienen en el set. “Nos cuentan cómo ven la escena, cómo se sienten en ella, cómo es su fantasía dentro de ella y qué quieren aportar. A partir de ahí, Erika puede pensar cómo puede ir la escena. A las recién llegadas o a quienes vinenen del mainstream, que se sienten más vulnerables si tienen que improvisar y ser ellas mismas, les pregunto por ejemplo cómo se sienten si Erika les guía. A veces se crean así ideas muy interesantes y nosotras, desde fuera, vemos cosas que los de dentro no ven. Quienes trabajan en el porno ético de siempre saben que esto es muy fluido y natural”, comenta a ‘Woman’.

Le preguntamos cuál es la diferencia entre trabajar con actrices que vienen del cine porno ético y las del mainstream, así como la forma en la que se sienten al pasar de ese cine mayoritario a un universo más limitado. “Suelen preguntar cuántas posturas tienen que hacer, por ejemplo, pero aquí lo que queremos es que se lo pasen bien. Quien viene del mainstream se está intentando acercar a este porno diferente, y por lo que me dicen, prefieren trabajar aquí para generar un porno más bonito del que estar orgullosas. Estar en set con nosotros no es estar entre amigos, pues en realidad estás trabajando, pero se valora qué les preguntemos qué quieren de comer, los espacios de tiempo, que les preguntemos si tienen intolerancias alimentarias, si alguien se quiere duchar, si quiere un chicle.. Tenemos una relación muy humana, mientras que el mainstream parece una fábrica. En el porno se valora más, a nivel monetizar, la cantidad que la calidad, pero en el porno ético feminista valoramos más la calidad. Las actrices, en el cine porno feminista, se sienten empoderadas”, comenta. “Aquí sienten que pueden ser ellas mismas o el personaje que se han creado. Tienen la impresión de tener las riendas. En el porno mainstream normalmente nadie se corre, porque no hay tiempo. Nosotras buscamos la conexión. ¿Que no llegan al orgasmo? No pasa nada, pero queremos ver que te lo estás pasando bien. En Erika Lust hay muchos orgasmos reales”, explica Anarella Martínez.

Explica que cada vez más sex workers están comenzando a trabajar de coordinadores de intimidad, algo que considera esencial. “Muchas veces, criticamos que en el set no haya solo una educadora sexual u otra figura con un grado en psicología por ejemplo, sino alguien que haya estado trabajando con personas haciendo trabajo sexual o personas que hayan actuado ante la cámara. Esto lo digo tanto para Hollywood, como para el porno. Es necesario que haya sex workers ejerciendo este trabajo porque en realidad, nadie sabe mejor que nosotras cómo actuar cuando pasa algo, porque ya lo hemos pasado o porque conocemos a quien le ha pasado. Lo que pasa es que por ejemplo, si yo ahora quisiera trabajar en Netflix, tendría que hacer un curso de coordinador de intimidad ¡Pero si he hecho millones de cursos! Aunque facilita la posibilidad de que otras personas puedan trabajar en esto, regresamos al estigma de siempre: si el sex worker no tiene dinero para hacer esos cursos, no se le va a contratar”, dice tajantemente.

Erika Lust aclara que las coordinadoras se sientan con ella tras el monitor para interpretar cómo se están sintiendo los actores, algo no fácil, porque son intérpretes y quieren hacerlo lo mejor posible. “Por eso, a veces no expresan sus límites, y tenemos que verlo a través del monitor. Tenemos que ver si están cansados, si están en una postura que aunque en cámara queda genial, no está siendo cómoda… Por eso hay que entender las dinámicas de poder, y se necesita el trabajo de esta figura. Si solo pienso en mí y en la estética, entonces puedo olvidarme de que quienes actúan son personas humanas”, asegura para finalizar. 

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