El eterno debate en torno a la dieta baja en carbohidratos o por qué la eliminación de nutrientes esenciales no siempre es una buena idea

Es una de las dietas más conocidas, pero no está exenta de polémica. El hecho de "evitar" los carbohidratos en la alimentación ha provocado numerosas críticas y son muchos los expertos que señalan que esto provoca más riesgos que beneficios.

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Una mujer siguiendo una dieta equilibrada rica en zinc
Una mujer siguiendo una dieta equilibrada rica en zinc / iStock

Pocas tendencias han generado más debate dentro del mundo de la nutrición como la dieta baja en carbohidratos. Aunque es habitual que, al iniciar una dieta o un plan alimenticio con el fin de perder peso, se opte por disminuir o restringir la ingesta de estos nutrientes esenciales para alcanzar nuestros objetivos, no todos están de acuerdo en los beneficios que esto supone. Un aspecto que ha provocado en muchas ocasiones que este régimen esté en el punto de mira.

Como punto inicial, Eva Fernández Martínez, farmacéutica y nutricionista, divulgadora en redes sociales como @eva.nutriskin y con el fin de explicar todo desde el principio, apunta a que "los carbohidratos desempeñan un papel fundamental en nuestra alimentación, ya que suministran energía a todos los órganos del cuerpo". Asimismo, "sus funciones van más allá de ser fuente rápida de energía; contribuyen también a la síntesis del material genético (ADN y ARN), intervienen en el metabolismo de las grasas y proteínas, y juegan un papel crucial en la estructura de las membranas celulares, las neuronas y los tejidos musculares".

En este caso, señalaríamos que "la dieta baja en carbohidratos limita la ingesta de estos macronutrientes, que se encuentran principalmente en alimentos como los cereales y sus derivados como el pan la pasta o el arroz, raíces y tubérculos, legumbres, zumos, frutas, lácteos, azúcar, bollería, galletas...". Dependiendo de la rigidez del plan dietético y de las necesidades y el peso de cada persona, "el límite diario de carbohidratos puede variar considerablemente, pero generalmente se sitúa muy por debajo del consumo recomendado por las guías alimentarias tradicionales, que recomiendan que un 45%-65% de las calorías diarias provengan de los hidratos de carbono".

Pros y contras de la dieta baja en carbohidratos

"La premisa es simple: al reducir los carbohidratos, el cuerpo se ve obligado a quemar grasas como fuente principal de energía, un proceso conocido como cetosis", explica la experta. Esto, teóricamente, conduciría a una pérdida de peso más efectiva y a mejoras en diversos marcadores de salud. "Así pues, en varios ensayos clínicos, las dietas bajas en hidratos de carbono como la dieta cetogénica que consiste en aportar solo un 5-10 % del total de calorías ingeridas en hidratos de carbono, mostró buenos resultados en la pérdida de peso a corto plazo", añade.

Sin embargo, la preocupación surge cuando consideramos la sostenibilidad a largo plazo de este tipo de dietas y el impacto general en la salud. "La restricción severa de carbohidratos puede llevar a deficiencias nutricionales, problemas gastrointestinales y, en algunos casos, aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a que en algunos casos, el consumidor acaba llevando a cabo erróneamente un mayor consumo de grasas de mala calidad", añade.

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La calidad sobre la cantidad

"Mi perspectiva, alineada con estudios científicos recientes, sostiene que mientras la dieta baja en carbohidratos puede tener beneficios en contextos específicos, la clave real reside en la calidad de los carbohidratos consumidos, más que en la cantidad", apunta Eva. Por un lado, por ejemplo, "debemos eliminar o intentar evitar todos aquellos carbohidratos que forman parte de productos nada saludables como los alimentos con azúcares añadidos, dulces, golosinas, helados, zumos envasados…", señala la nutricionista, mientras resalta la importancia de "los alimentos ricos en carbohidratos complejos, como los granos enteros, las frutas, las verduras y legumbres aportan fibra, vitaminas y minerales esenciales que son fundamentales para la salud general y que "además se absorben de forma más lenta en nuestro intestino y tiene un poder más saciante".

No debemos olvidar que no es una dieta genérica que a todas las personas funciona de la misma forma, "la adopción de una dieta baja en carbohidratos debe considerarse cuidadosamente y personalizarse según las necesidades individuales, preferencias y objetivos de salud". Es crucial ir más allá de las tendencias dietéticas y "enfocarse en patrones alimenticios sostenibles y basados en la calidad nutricional, y priorizar un balance en la dieta por encima de la restricción indiscriminada de ciertos grupos de alimentos". Además, este tipo de patrones nunca son sostenibles en el tiempo ni promueven una relación saludable con la comida. 

"La moderación, la variedad y el equilibrio siguen siendo los pilares de una buena dieta que puede respaldar una vida larga y saludable", explica la propia nutricionista, a la vez que recomienda la consulta con profesionales antes de hacer cualquier cambio significativo en la dieta.

En definitiva, la propia farmacéutica y nutricionista señala que siempre es importante "optar por una dieta equilibrada que priorice la calidad de todos sus componentes -no solo los carbohidratos, sino también las proteínas y las grasas- es esencial para promover una salud óptima, prevenir enfermedades y mantenernos en un peso adecuado"

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