La casa soñada es la de Sofía Coppola
Al este de Beize, entre la jungla y el mar Caribe, esta casa de Madeira, a pie de una playa salvaje, es el flamante refugio de la directora. Nos abre las puertas de su paraíso tras ganar en Cannes la Palma de Oro.
Entre el mar Caribe y la jungla, una larga península arenosa de más de 40 kilómetros. Una multitud de islotes formados por una de las barreras de coral más grandes del mundo. Un santuario protegido a pocos kilómetros de las pirámides mayas. Ahí, en Belize, en Turtle Inn, uno de los resorts de la familia Coppola, es donde Sofia levantó su casa en la playa. Un retiro asceta a la orilla del agua, donde ella pasa sus vacaciones en familia o donde se escapa del mundanal ruido. Encuentro tras la coronación de Cannes.
Tener una casa en Turtle Inn, ¿estaba escrito en la historia familiar?
La primera vez que mi padre nos trajo a Belize fue en los años ochenta. Yo tenía diez años. Fue justo después del rodaje de “Apocalypse Now” en Filipinas. Quería disfrutar de nuevo del ambiente de la jungla. Habíamos hecho muchos viajes en familia. En 2001, mi padre y mi madre Eleanor se enamoraron de Turtle Inn, un refugio al borde del mar Caribe. Después, pasó a formar parte de los resorts familiares y nunca hemos dejado de ir. Es un sitio único, diferente de todos los que conozco, auténtico, a kilómetros del trajín del mundo. Mi casa de Turtle Inn es el refugio íntimo que me lleva a mis mejores recuerdos de infancia.
¿Por qué elegiste al arquitecto francés Laurent Deroo para decorar tu casa?
Me encanta su trabajo, su “minimalismo entusiasta”, la forma en la que emplea la madera, pone el espacio en perspectiva a través de la combinación de texturas, colores, transparencias, caídas y contra-caídas. ¿Quizá porque antes trabajó como decorador en el cine? Sin embargo, no fue ni en Francia ni en un plató donde descubrí su trabajo, sino en Tokio. La boutique A.P.C., donde grabé algunas escenas de mi film “Lost in Translation” (2003), era obra suya. Enseguida me entraron ganas de confiarle la decoración de mi casa en la playa. Empezó a trabajar en ello cuando yo vivía en París y rodaba “María Antonieta” (2006).
¿Qué dice de ti esta casa?
Quería algo simple, conectado con la naturaleza. Me encanta su arquitectura depurada, orgánica, sus puertas corredizas de cristal. Se puede cerrar completamente, para protegerla del sol o de una tempestad, o dejarla totalmente abierta. Es una casa fluida, que acoge confortablemente con sus dos habitaciones-bungalós destinadas a los amigos. Podemos estar juntos, pero cada uno tiene su espacio de respiro y libertad. Está en permanente y cambiante diálogo con el mar y la naturaleza que la rodean.
Hablando de la decoración, ¡es un universo rosa!
Yo, que siempre visto colores neutros, básicos, adoro rodearme de tonos vivos. Para mí, el rosa es relajante, tranquilizador, cálido.
¿Un lugar de inspiración?
Me gusta venir aquí con mi familia para liberarme de las prisas, después de una racha dura de trabajo. Pero también para pensar con calma y escribir proyectos. El ritmo de vida aquí es, al mismo tiempo, lento y revitalizante. Es el mar el que da el tempo.
Dime cinco cosas que te gusta hacer cuando estás en Turtle Inn...
Bucear en Coral Caye (la barrera de coral protegida por la Unesco y la vida submarina son extraordinarias) y, después, comer pescado a la plancha. Ir en bici al pueblo de Placencia para comerme un helado en Tutti Frutti, una tienda regentada por una pareja de milaneses que lleva en Belize desde hace años. Y tomarme una cerveza en Yoli’s Bar, en el puerto, donde el ambiente y las vistas son extraordinarios. Darme un masaje al borde de la piscina o en el Sunset Spa del resort, con una de las dos masajistas tailandesas, que son increíbles. Compartir una pizza o un plato de pasta (mis raíces italianas me obligan) en el restaurante de la playa, junto a una buena botella de vino, de los viñedos de mi padre, claro (de Napa, California). Dar un paseo en barco en el río Monkey, en compañía de los monos, los pájaros, las iguanas...
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