Vicky Martín Berrocal: "Conmigo no hay término medio: o me adoras, o me odias"

Vicky Martín-Berrocal antes de su desfile en Sevilla

Vicky Martín-Berrocal antes de su espectacular desfile en Sevilla.

Recién llegada a los 40, acaba de cumplir 10 años en el mundo de la moda. Empezó haciendo trajes de flamenca y después de hacernos soñar con sus propuestas de fiesta, de novia y de convertirse en imagen mundial de Violeta by Mango, vuelve a los orígenes -con su colección Volver- para decirnos que nada que es imposible. Empresaria tenaz, madre, modelo de tallas grandes, eficaz comunicadora, mujer de raza pero, ante todo, mujer real... Los 34 modelos presentados el jueves pasado en la Semana Internacional de la Moda Flamenca de Sevilla hablan por ella que, aunque no sabe coser, lo puede todo.

Un desfile digno de la Alta Costura parisina. Enhorabuena...

Estoy orgullosa porque he visto belleza, una mujer elegante, sensual, diferente, elegante, exquisita, mujer y eso me ha conmovido. La flamenca me lo ha dado todo, me ha hecho llegar a la novia, a la madrina, a la fiesta, a los complementos, a la papelería... a todo. Y quiero dar las gracias a todas las mujeres que me han acompañado durante estos 10 años. Sin ellas, no hubiese sido.

Has estado tres años sin desfilar en el SIMOF, ¿por qué la vuelta?

Necesitaba vomitar todo lo que llevaba dentro. Me ha costado muchísimo no desfilar estos años... Me fui de aquí en el 2012 y vuelvo con la ilusión de la primera vez. Ha sido mágico.

Ha sido una colección lujosa, espectacular, arriesgada, con flecos dorados, plumas, cristales de Swarovski, cuero...

Como la ocasión lo merecía, he llevado el lujo más lujo al mundo de la flamenca. Buscaba riqueza, innovar otra vez sin dejar de aprender y reflejar la Vicky de ahora, que ha evolucionado después de tres años... Y he cumplido uno de mis sueños, que era reproducir la flor de un mantón de Manila con cristales de Swarovski y hacer una bata de cola. 130.000 piezas se han utilizado para hacer -en Austria- el traje de tul elástico que lució como nadie Nieves Álvarez.

Aún así, nunca estás contenta con el resultado...

Soy tremendamente perfeccionista. He pasado un mes en el que pensaba que nada de esto valía.

Y después de esto, ¿qué?

No lo tengo nada claro. Voy a parar un tiempo y no sé si este es el final o el primero de muchos otros desfiles. Esto me enloquece y lo disfruto, pero no sé adónde me llevará la vida...

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de estos 10 años?

¿Lo mejor? La compañía, la mujer, el respeto, la admiración, el cariño que me han transmitido. Ha sido duro, no he tenido mucho apoyo y he batallado sola, pero cada vez que presento algo no pretendo subir dos peldaños, lo hago sólo por mi pura satisfacción. Esto para mí es la vida, lo único que me emociona. Yo soy una mujer muy positiva... En seguida borro lo malo.

Le pidió a todo el mundo que vistiera de negro en su desfile, por qué?

Era un homenaje a mi padre, que fue mi mayor apoyo cuando decidí lanzarme a hacer trajes de flamenca. Hoy puedo gritar que lo conseguí.

¿Una va perdiendo el miedo a lo largo de los años?

El miedo siempre se tiene, porque sólo lo veo yo, no tengo a nadie conmigo que diga sube esa manga o bájala un poco más. Nunca sabes la reacción que va a tener en el resto... Y luego está la expectación que se ha creado en torno al desfile, que ha trascendido el mundo de la moda para hablar de ilusiones, de sueños... Es delicadísimo.

¿De dónde le viene su pasión por la moda?

La moda está en mi vida desde niña. Mi madre, Victoria Martín Serrano, fue modelo y luego tuvo varias tiendas de ropa, las mejores boutiques de Huelva. Es una mujer elegantísima, con un porte impresionante. Y bellísima. Jamás he conocido a una mujer que fuera siempre tan arreglada. Ella me transmitió su amor por la moda, pero mi carácter es de mi padre.

¿Y cómo es ese carácter?

Soy una mujer de corazón, muy apasionada en todo lo que hago. Me gusta ir de frente, con la verdad por delante y siempre con nobleza. Conmigo no hay término medio: o me adoras, o me odias.

Su personalidad debió de chocar en un entorno tan tradicional...

Bueno, mi padre sí que era un poco así con las mujeres... Pero yo siempre he hecho lo que me ha salido de dentro y me ha dado igual el qué dirán. Lo que opine la gente de mí no me influye para nada.

¿Ve algo suyo en su hija?

En Alba veo cosas de su padre y también mías, pero lo importante es que tiene un corazón enorme. Está en plena adolescencia, con todo lo que eso conlleva... Pero ella ocupa todo mi pensamiento. Es el centro de mi vida, la persona que ha estado a mi lado en los últimos 15 años, apoyándome en todo lo que he hecho. He estado estas dos últimas semanas sin verla apenas por el desfile y ahora me voy a desquitar.

¿Por qué decidió comenzar creando trajes de faralaes?

Siempre me ha interesado el cuerpo de la mujer, sus formas, su sensualidad. El traje de flamenca es el que mejor nos sienta, porque marca lo que tiene que marcar y disimula lo que tiene que disimular. Amo a las mujeres. Tienen la energía, la fuerza, son maravillosas. Soy de las que cree que todas las mujeres son bellas. Todas tienen su propia sensualidad.

En estos 10 años, su firma ha crecido con colecciones de boda, madrina, fiesta, complementos y hasta papelería. Ha desfilado en París o Hong Kong, expuesto un vestido en Harrods y vendido en El Corte Inglés. Qué responsabilidad, sobre todo ahora que la firma crece...

Sí, pero no encuentro a una persona que me ayude y que comparta mi visión de la moda... Sé que enriquecería mucho el resultado final de las colecciones, sobre todo si fuera un persona con la formación que a mí me falta, pero es difícil hallar a alguien que encaje en un proyecto tan personal. Me encantaría tener a alguien que me permitiera dedicarme solo al trabajo creativo, alguien que cargara con las cuentas, con los proveedores, que se fijara en si las telas son caras o no... Porque ahora mismo todo pasa por mí. Me encargo de absolutamente todo, también del caos.

¿Alguna vez ha sentido que no encajaba?

¡Claro que sí! ¡Muchísimas veces! Debo ser una de las pocas mujeres de España que se tiene que comprar la ropa que lleva a las fiestas porque en los showrooms solo tienen la talla 38. Más allá de 90 centímetros de cintura, no existes.

¿Y cómo lo lleva?

A mí me da igual. Mira, yo cuando tengo que ir a una de esas fiestas con todas esas mujeres delgadísimas, me pongo el vestido más ceñido que tengo. Voy envasada al vacío, luciendo mis curvas y poso encantadísima. Las mujeres somos mucho más que una talla. Hubo un momento en que yo decidí que iba a vivir y a ser feliz con este cuerpo.

Qué valiente es eso.

¡Es que no hay que tenerle miedo a nada chiquilla! La vida es equivocarse y levantarse, una y otra vez. Y no pasa absolutamente nada.

Cuánta sensatez... ¿Es producto de cumplir 40?

La edad me ha calmado, me ha llenado de serenidad, de paz interior, de saber qué es lo importante y de tomarme las cosas de otra manera, más tranquilamente.

¿Le cierra en este momento la puerta a algo?

Yo no me niego nada. Ni ser madre de nuevo, ni enamorarme, ni casarme siete veces. La vida está para vivirla de verdad.

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