Shakira

Pudorosa con su cuerpo, más reflexiva, y honesta como siempre. La cantante colombiana se confiesa en exclusiva con Woman.

Shakira
Shakira

Su agenda echa humo: hoy presenta su gira mundial en Madrid y mañana estará en Los Ángeles, donde actuará en televisión, atenderá un par de entrevistas en directo y recogerá un premio para su fundación, Pies Descalzos –desde 1997, ayuda a los niños colombianos víctimas de la violencia y es embajadora de Unicef–. «¿Has visto qué vida más loca llevo?», nos dice. Shakira tiene una sonrisa que desarma al primer toque y, cuando abre la boca, es dulce, próxima, tan normal, cómplice y cercana, que podría convertirse en tu mejor amiga. Luce un look teenager informal, porque odia ir de compras («Las últimas tres Navidades usé la misma vestimenta», comenta entre risas) y siempre apuesta por la comodidad. Se peina ella misma, porque odia ir a la peluquería («acabo de cortarme y oscurecerme el pelo para no volver en una temporada») y se siente insegura de su cuerpo, como la mayoría de las mujeres («en la playa, siempre me cubro con un pareo... ¡Pero si ni siquiera soy capaz de cambiarme delante de mi estilista!»), aunque según se acerca a los treinta, se va aceptando más a sí misma. Pero Shakira es diferente. En cuanto pone el pie en un escenario («donde desaparecen todos mis miedos»), la artista global que lleva dentro se transforma: ella compone, canta y produce sus canciones, toca la guitarra y codirige y edita muchos de sus vídeos. Afirma que siempre dice lo que piensa, aunque le traiga problemas. Por eso, sus canciones son una especie de catarsis.

¿Por qué crees que la gente conecta tan bien con tu música?

Porque es honesta. Procede de un rincón muy personal, no importa el idioma en el que esté escrita. Yo no hablaba inglés hasta hace algunos años, pero siempre he sido una fan de Nirvana, y escuchar “Smells Like Teen Spirit” me hacía sentirme bien, incluso sin saber lo que estaba cantando.

Has compuesto 60 canciones para tus dos últimos trabajos, “Fijación Oral Vol. 1” y “Oral Fixation Vol. 2”. ¿Te resulta fácil encontrar inspiración?

Sólo necesito tiempo. Tengo imaginación y escribo sobre las cosas como si fueran autobiográficas. Cada etapa de la vida te da motivos para contar algo. De hecho, desde hace unos años, las bolsas de los aviones se han convertido en mis blocs de notas preferidos...

¿Una se acostumbra a un ritmo tan frenético o el cuerpo te dice basta?

Sacar dos discos al mismo tiempo es duro, porque con el trabajo de promoción el cuerpo acaba pagando las pocas horas de sueño y la mala alimentación. Pero compensa, porque reencontrarme con mis fans sobre un escenario me hace feliz. Eso sí, después de la gira mundial, espero poder tomarme un año sabático para hacer turismo, aprender idiomas y estudiar historia. Aprenderé jardinería para cuidar de mis rosas. Y, ¿por qué no? Me gustaría llegar a ser una buena escultora. Lo malo es que mi casa, en Bahamas, tiene un estudio de grabación y sé que no podría estar alejada de la música.

¿Cómo es Shakira Isabel Mebarak Ripoll en las distancias cortas?

Soy cariñosa, atenta, con sentido de humor... ¡Me encanta que me deis esta oportunidad para hablar bien de mí! (Risas). Me siento una persona muy normal con una vida aburrida: sigo saliendo con el mismo novio desde hace seis años y no soy nada juerguista. Soy una chica de Barranquilla enamorada del mar, con sal en la ropa y humedad en la piel. Me encanta el pescado frito y el mango con sal y estoy atenta a cada momento de mi vida. Amo la música y, ¿te confieso algo? Creo que estoy condenada a cantar toda la vida.

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