Nieves Álvarez: 'Soy buena, pero no tonta'

La top internacional vive su mejor momento: se ha reinventado como presentadora de televisión y diseñadora de moda infantil. y sigue dejándonos con la boca abierta. olay la ha puesto al frente de la generación Ynfinitas.

Nieves, con jersey de lúrex, adornado con tachuelas, Liu·Jo.

La diseñadora, con jersey de lúrex, adornado con tachuelas, Liu·Jo.

/ Richard Ramos

Es top, pero ni caprichosa, ni maleducada, ni impuntual y resulta mucho más guapa al natural y con la cara lavada... Sí, no es tarea fácil enfrentarse a Nieves Álvarez: lo tiene todo. Además, te sale quererla, porque todo lo hace sencillo, con encanto, humor y mucha verdad.

¿Por qué cuando mejor se siente una mujer, a partir de los 40 años, es cuando más cuesta que nos valoren? 

A los 40, la madurez y la independencia que te da el trabajo te permite un punto de inflexión, una seguridad que hace que decidas tomar las riendas de tu vida y eso, a los hombres, les asusta. El lema se podría resumir en: «Yo voy por aquí... y el que quiera, que me siga.»

¿Alguna mujer te ha puesto la zancadilla?

Claro, en esta profesión hay mucha envidia y gente muy mala y se percibe, pero yo siempre he vivido en mi mundo, que es el que me preocupa. Me gusta involucrarme en la sociedad, claro, pero las envidias y el cotilleo no me aportan nada ni me interesan. La vida te da lo que tú siembras. Nunca he visto a mis compañeras como competencia… Siempre he pensado que, si alguien me contrataba era porque no quería a una rubia explosiva… (risas).

¿Lo podrías disculpar? Eres espectacular, tienes éxito... es algo muy humano.

No disculpo ni la maldad ni la envidia, lo siento. Me parecen lo peor. Yo no puedo pretender ser otra persona... Admiro a muchos personajes, con más estilo que yo, pero tengo que vivir mi vida. Además, la maldad y la envidia son poco sanas y te generan arrugas. ¿Por qué te crees que estoy así de bien?

La modelo, diseñadora y presentadora, con top bordado Versace

La modelo, diseñadora y presentadora, con top bordado Versace.

/ Richard Ramos

¿Te has visto obligada a reinventarte o la tele y el diseño han sido algo buscado?

Todas las mujeres lo hacemos en cada etapa. Con 42 años, no puedo pretender seguir haciendo editoriales ni recorriendo el mundo como hace 25 años. Tu cabeza y tu corazón necesitan también otras cosas. Y yo soy una persona ambiciosa, no en el sentido de llegar arriba, sino inquieta. Soy puro nervio, necesito hacer millones de cosas. Y creo en el factor suerte: la vida te hace regalos, como “Flash Moda”. No tenía ni idea de tele, pero me lancé y estoy feliz. En cuatro años, nos hemos afianzado como el único programa de moda que demuestra que la industria no es algo frívolo, que genera mucho trabajo. Mira empresas como Zara, Mango o Puig, motor de la economía de este país y de prestigio internacional. “Flash Moda” es marca España y cualquier gobierno que venga debe luchar por ella.

Los problemas de las mujeres reales son...

¡Los míos! La autoestima, la identidad frente a los hijos… Cuando te conviertes en madre, lo principal en tu vida pasan a ser ellos. Pero es esencial cuidarte, tener tiempo para ti y no perder nunca tu esencia. Solo siendo feliz podrás transmitirles lo mejor a ellos.

¿Te gusta pararte y reflexionar, no te asusta?

Me encanta y lo busco. Nunca me arrepiento de cosas que hecho, aunque sabiendo que me equivoqué, porque los errores me han dado la madurez de ahora. Cuando te miras por dentro –no me miro nada al espejo–, descubres cosas que antes no mostrabas por miedo al qué dirán. Y piensas: ¿por qué no? Seguro que si lo hago, soy más feliz. Tampoco miro atrás, porque vivo más el presente. 

¿Has cambiado mucho?

He perdido la espontaneidad desde que soy madre: cualquier decisión, personal o profesional, va vinculada a ellos. Eso te da mucha felicidad, pero te genera estrés. Y ahora soy más egoísta y es buenísimo. Das tanto a los demás, que de pronto un día te das cuenta de que no existes, de que no respiras. Eso no quiere decir que seas peor persona, sino distinta. Hay gente que me dice: «Tú antes no eras así» y yo contesto, «tú tampoco» (risas). Soy buena, pero no tonta.

¿Te atreves ahora a mostrar tus defectos?

Soy humana y real y he perdido la vergüenza, estoy más relajada. Estar siempre de cara al público, a veces, te asfixia. No puedo ni quiero gustar a todo el mundo... Cuando adquieres ese equilibrio, te relajas y dejas salir una parte de ti que luego gusta mucho más.

Nieves, con jersey de lúrex, adornado con tachuelas, Liu·Jo.

La diseñadora, con jersey de lúrex, adornado con tachuelas, Liu·Jo.

/ Richard Ramos

¿Qué ha supuesto tu separación: liberación, descubrimiento personal, más trabajo en casa?

Un capítulo nuevo en mi vida, que nunca pensé que llegaría. Pero no es ningún drama, le ocurre a millones de mujeres y hombres... Te cambia la vida, pero los dos tenemos madurez –cuando tienes hijos de por medio, no te queda otra, estás unido de por vida– y después de 22 años, no puedes romper, sería insano. Nuestra relación ha cambiado; lo afronto con miedo –no lo niego–, pero también he descubierto valores en mí desconocidos... 

¿Cómo te venderías en una entrevista de trabajo?

¡Uy! ¡Soy malísima! Yo vendería a mi amiga antes (risas). ¿Lo mejor de mí? Soy responsable y profesional. Jamás he dejado un trabajo, ni me he llevado los problemas de casa. Genero buen rollo cuando trabajo en equipo. La buena educación y una sonrisa te abren las puertas mejor que cualquier físico y currículo.

Si tuvieras que empezar de cero, ¿qué serías?

La chica del telediario. Mis hijos se quejan: «¡Pero qué rollo, solo dirías cosas malas!» Ellos salen corriendo en cuanto empieza y aparecen para el deporte. Lo asocian a drama y desgracias.

¿El mejor consejo de belleza?

La constancia. El éxito en deporte, cosmética o trabajo es la constancia. No existen los milagros. Bebo agua caliente en ayunas. Siempre lo hizo mi madre y está estupenda… 

 

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