Elle McPherson

Es la súper bussiness model del momento, la mujer que más partido ha sacado a su imagen convirtiéndola en negocio. A sus 43 años, la australiana es una de las modelos más ricas del mundo. Inteligente, empresaria de éxito y soltera de nuevo: El cuerpo lo tiene todo.

Elle, en su casa de Bahamas. Suarmario es simple: solo acogeuna colección de sombreros estilocow

Elle, en su casa de Bahamas. Su armario es simple: solo acoge una colección de sombreros estilo cowboy y sus biquinis de Gucci, Chloé o Melissa Odabash.

Un acertado apodo –El Cuerpo– y un sencillo diminutivo –Elle, tal y como la llamaba su hermana pequeña– son su mejor tarjeta de presentación. Si le das la vuelta, descubrirás un cuerpo impresionante –incluso ahora, con 43 años cumplidos y dos niños a sus espaldas– y, sobre todo, a una mujer inteligente, encantadora, curiosa y emprendedora, a la que le encanta reír. Así es Eleanor Nancy Gow (Sidney, 1964): una joven deportista que iba para abogada –como su padrastro, Neil– y que a los 17 años aparcó los libros para emprender una fulgurante carrera en el mundo de la moda. Desde la estación de Aspen (Colorado), donde empezó todo –Elle pasaba sus vacaciones esquiando y un cazatalentos le propuso vender su imagen en calendarios–, hasta su actual vida en el barrio londinense de Notting Hill –donde se ha instalado tras su separación del financiero suizo Arpad Busson– han pasado 26 años. Casi tres décadas alimentadas tanto de grandes como de malos momentos: desde las cuatro portadas de la revista Sports Illustrated en los 80, que catapultaron su imagen internacionalmente, hasta su divorcio del reputado fotógrafo Gilles Bensimon –con el que se casó a los 19 años–, al descubrirlo con otra modelo. «Me dejó hundida: Gilles fue mi primer amor y formó mi opinión sobre muchas cosas, como la música, la literatura o el vino.»

Pero, sobre todo, han sido años de trabajo empleados en construir una enorme fortuna –unos 40 millones de euros– basada en portada 4 2 woma n en su innato olfato empresarial: «Desde el momento en que protagonicé un anuncio de Tab –¿recuerdas ese refresco de cola bajo en calorías?–, a los 17 años, me di cuenta del enorme potencial comercial que teníamos las modelos. Ese anuncio se continuó distribuyendo durante años y yo seguí cobrando derechos religiosamente », explica la australiana. En cuanto su potente imagen y su incipiente economía se lo permitieron –en 1989, tras su primer divorcio–, fundó la empresa Elle Macpherson Incorporated y abrió su propia agencia de modelos. Con más de 1.500 trabajadores a sus órdenes, comenzó a vender pósters, calendarios y vídeos de gimnasia (como Your Personal Best Workout) que protagonizaba.

Asuntos internos

Pero el negocio de su vida le esperaba a su vuelta a casa: la marca de ropa interior neozelandesa Bendon intentaba introducirse en el mercado australiano, así que sus responsables le propusieron ser la imagen de su nueva campaña. «Yo tenía un plan más ambicioso –explica Elle–: les dije que haríamos juntos la colección, que pondría mi cara, pero también mis directrices en cuanto a diseño, a cambio de royalties», asegura la top model. Ni corta ni perezosa, Macpherson se presentó en la primera reunión de producto con una maleta llena de muestras de lencería procedentes de todo el mundo... y pronto pasó a formar parte del equipo de diseño: Elle Macpherson Intimates acababa de nacer (1990). Una década después de triunfar en Australia, la firma fue comprada por una compañía inglesa, que supo diferenciarla ante la oferta de grandes almacenes especializados como MarksSpencer; Europa y Oriente Medio cayeron a sus pies. En 2006 se lanzó en Estados Unidos con enorme éxito y, a primeros de año, Elle presentó Boudoir, la línea de alta gama de Intimates. «Siempre había querido llevar esta clase de lencería sexy, pero era un fastidio tener que ir a las tiendas de strippers para encontrarla.» Hoy, 17 años después, esta firma de lencería factura más de 60 millones de euros en ventas. Desde luego, ha sido la mejor inversión de su vida, la única que le sigue aportando estabilidad económica años después. «Me encanta que me regalen ropa interior; no tengo ningún problema en decirle a un hombre qué talla uso. Eso sí, que no se gaste el dinero en camisones, porque duermo desnuda (risas).»

Otras aventuras le hicieron perder todo el dinero arriesgado, como la del Fashion Cafe (1995): una cadena de restaurantes que abrió junto a sus amigas, las modelos Claudia Schiffer, Naomi Campbell y Christy Turlington –aunque esta última dejó de ser socia a los pocos meses–. Con doce sedes en ciudades clave como Londres, Nueva York, Yakarta y Barcelona, el negocio terminó quebrando, desgraciadamente, algunos años después.

Eso le hizo estar más encima de su marca de moda íntima: «La ropa interior es muy emocional, dice mucho de ti misma; y si es bonita, te hace sentir mejor. Eso no tiene precio. Suelo regalarla a menudo, aunque me da vergüenza que la gente piense que lo hago porque me sale gratis; es porque a mí me encanta», asegura. Aunque la modelo confiesa que la marca Elle Macpherson Intimates es la niña de sus ojos, no ha dejado de invertir en otros negocios: en el año 2005 lanzó en Boots, los grandes almacenes de la cosmética en el Reino Unido, una línea de productos para el cuerpo llamada precisamente como su apodo, The Body, que se sigue vendiendo todavía (echa un vistazo en la página www.boots.com). También acaba de apadrinar el sérum antiedad de una firma de belleza de culto made in Australia, ModelCo.

Surfeando por la vida

Otra de sus últimas apuestas es el relanzamiento de la marca de ropa surfera Hot Tuna: hace justo un año, Elle fue nombrada directora ejecutiva de la mítica firma australiana (1969) –ahora de capital inglés– por dos años. Macpherson se encarga desde entonces del desarrollo del producto, el posicionamiento de la marca y la estrategia de ventas, aunque no es la imagen de la firma. Algo extraño, dada su inexperiencia en el mundo del marketing, aunque instinto no le falte: su padre creó una exitosa cadena de tiendas de música en Australia y su hermano ha lanzado varias firmas tecnológicas... Sus detractores bromean animándola a hacerse unas buenas fotos en la playa en shorts... ¡Seguro que las ventas de Hot Tuna subirían a la velocidad del rayo! Para Elle, la experiencia de trabajar detrás de los focos es un escalón más en su ambiciosa carrera de business woman: «Me gustaría acabar en una marca de éxito mundial, de la que fuera propietaria y que no dependiera de otras compañías. Un negocio en el que pudieran estar mis hijos –Flynn y Cy– algún día, si quisieran. He trabajado duro durante 26 años –afirma la modelo– y sería una pena tirar por la borda todo el esfuerzo que me ha costado llegar hasta aquí.»

Macpherson, que siempre ha afirmado no darle demasiada importancia al dinero (¿por qué todos los millonarios afirman lo mismo?), asegura pasar por uno de los mejores momentos de su vida: «Me encuentro satisfecha en todos los ámbitos... Es algo que llega con la edad, con el paso del tiempo, con las experiencias vividas. Por fin he logrado el equilibrio en lo familiar, lo personal, lo profesional, lo social... Gracias a mi sentido del humor y a un cierto estoicismo –las cosas pasan porque tienen que pasar–, he ido superando algunas etapas duras. Ahora, una vez vencidos los miedos y las obsesiones que todos tenemos en la juventud, me siento mucho más libre.»

SU DIETA AL DETALLE

Bebe tres litros de agua al día y duerme más de ocho horas. Cuando se despierta, bebe un vaso de agua caliente con limón, toma un yogur con miel y fruta. Para comer y cenar, legumbres y pescado. Nunca carne, queso, huevos y muy poco pan. Tampoco bebe café. Medita cada día media hora al amanecer o al atardecer. Nada, juega al tenis, monta a caballo, practica surf y kitesurf. Corre cada mañana, y dos veces a la semana practica Pilates y yoga Bikram. Prefiere métodos de mantenimiento menos agresivos que pasar por el quirófano.

«Nunca me ha gustado mirarme al espejo; cuando empecé a posar, me veía horrible. Lo pasaba tan mal, que subía mi tarifa para que nadie quisiera trabajar conmigo.»

Tras su primer divorcio, salió con los actores Sean Penn y Kevin Costner, y con los millonarios Eric Miller y Tim Jeffries. «No me he acostado con la mitad de América, como van diciendo por ahí. ¡No he tenido tiempo! Me hubiera gustado, pero no he podido.»

«Nunca he pensado que soy la mejor por ser guapa. El no haberme tomado demasiado en serio me ha salvado.» También ha probado suerte repetidamente en el cine con éxito.

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