El regalo más especial de Felipe VI a Leonor: el coche que heredará cuando se saque el carnet de conducir

El mismo día que cumplió 18 años, Felipe de Borbón, por entonces príncipe de Asturias, estrenó un flamante Seat Ibiza en el circuito Can Padró de Barcelona. El automóvil -de un particular color dorado fuego, con asientos deportivos y hoy en día conservado en la Colección de Seat Históricos- había sido un regalo de su padre, el ahora emérito don Juan Carlos, para celebrar la mayoría de edad de su sucesor con quien, desde entonces, comparte su afición al mundo del motor. 

Han pasado casi cuatro décadas desde aquel 30 de enero de 1986 en el que don Felipe se convirtió en heredero legítimo de la corona y desde entonces en Zarzuela se han producido muchos cambios, pero, según publican diversos medios, Juan Carlos I ha mantenido la tradición de regalarle un coche a cada Borbón en su 18 cumpleaños. Así habría ocurrido con sus nietos mayores, los Marichalar y los Urdangarin, y, también, con la princesa Leonor. 

Este verano ya se rumoreó que se había apuntado a la autoescuela para empezar con el teórico antes de ingresar en la Academia General Militar de Zaragoza, pero la Casa Real nunca confirmó esa información. Ahora, gracias a un reportaje publicado por la revista ¡Hola!, sabemos que la cadete Borbón sí que está realizando avances en esa materia y, al igual que muchos de sus compañeros, "se está sacando el carné de conducir, que es obligatorio" para su formación militar.

En este contexto, es probable que la primogénita de los reyes ya se haya sacado el teórico y esté dando clases para examinarse del práctico próximamente. Tendrá que tomárselo en serio; al fin y al cabo, se espera que cuando termine su instrucción militar en las tres academias, sepa pilotar incluso aviones de combate.

El coche que podría heredar la princesa Leonor como tradición familiar

Ahora que la heredera está a puntito de hacerse con el permiso de conducir, sería toda una tradición que heredase aquel Seat Ibiza de su padre, pues aunque ahora se encuentre cedido al museo de la marca, sabemos que se encuentra en perfecto estado y listo para salir a las calles (aunque no las del centro) de Madrid.

Y es que, no se trata de un coche normal , ya que es una versión muy especial del Seat Ibiza de la época que incluye una personalización propia con un color dorado (que entonces no existía), un motor potenciado por Porsche con 100 caballos y un sistema que le permitía retrasar aún más el asiento del conductor, pues el entonces Príncipe Felipe y sus 1,97 metros de altura no cabían al volante.

De hecho, hace unos años la marca preparó un emotivo reencuentro con el Rey, que muchos años después volvió a reencontrarse con su primer coche, y sería muy bonito que hoy, cuatro décadas después, la futura reina de España se pusiera a los mandos del coche con el que aprendió a conducir su padre.