¿De verdad los bálsamos de labios crean adicción? ¿Mito o realidad?

Lo usamos en invierno, en verano, por la mañana, por la noche, transparentes o con color. Los bálsamos de labios son un valor refugio de nuestros neceseres de belleza y muchas muchas las personas que aseguran estar ‘enganchadas’ a ellos. ¿Es adicción o devoción?

Los bálsamos de labios son un imprescindible de los cuidados de belleza
Los bálsamos de labios son un imprescindible de los cuidados de belleza / Istock

¿Eres de las que se aplican compulsivamente el bálsamo de labios? ¿Necesitas tener siempre uno a mano: en el bolso, en el cajón del escritorio, en la guantera del coche y en la mesita de noche…? Son muchas las personas que han convertido la necesidad real de hidratar los labios en un acto reflejo que raya en la dependencia. Si eres una de ellas, no temas, los expertos aseguran que el bálsamo de labios no crea adicción, no al menos como lo hacen el alcohol, el tabaco o las drogas. Pero es verdad que es difícil sustraerse al confort, jugosidad (e incluso sabor) de un bálsamo de labios. Se empieza para aliviar la sequedad de los labios o por dotarles de un atractivo brillo y se termina echando mano de él en cualquier momento o lugar.

En efecto, los labios secos suelen ser el punto de partida. “La piel externa de los labios está formada de una semimucosa más sensible y delgada que la de otras partes del cuerpo, y esto hace que los labios se deshidraten más fácilmente”, explica Marta González, dermatóloga de IMR Madrid. Esa condición se agrava, favoreciendo que se agrieten, en entornos con condiciones medioambientales agresivas como frío, viento, ambientes interiores con gran sequedad ambiental por calefacción o aire acondicionado. Además, la piel de los labios no tiene melanina por lo que están poco protegidos de la radiación solar y se queman más frecuentemente. Asimismo, el chuparse o pasarse la lengua continuamente por los labios los seca y cuartea. Y en todas estas circunstancias, el bálsamo de labios llega al rescate.

¿Existe la adicción al bálsamo de labios?

“Es un mito. Los bálsamos labiales no contienen sustancias adictivas”, responde rotunda Marta González. Sin embargo, algunos contienen conservantes, aromas o fragancias que potencialmente pueden irritar los labios, por lo que cuanto más aplicamos ese bálsamo labial (con irritantes) más agrietados vamos a sentir los labios y más producto aplicaremos comenzando un círculo vicioso: “aplicamos más bálsamo labial para obtener un alivio inmediato pero causamos irritación a largo plazo. Además, la aplicación de bálsamos labiales con aromas o fragancias pueden inducir al “chupeteo” de los labios haciendo que la saliva empeore todavía más la irritación”.

“Los bálsamos labiales como tal, no crean adicción. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar un hábito psicológico al aplicarlo regularmente, de manera compulsiva a veces, especialmente si experimentan sequedad o irritación en los labios. Esto puede llevar a la percepción de una adicción, aunque no sea física”, explica la farmacéutica Lucía Altozano, titular de Skinpharmacy Jorge Juan 34. En efecto, corrobora González, esa sensación de alivio inmediato puede llevar a una sensación de dependencia. Además, añade esta experta, los que tienen sabores y olores pueden crear un efecto mental de hacernos sentir bien, propiciando un incremento de uso mayor del necesario.

Cuando por un largo periodo de tiempo existe una necesidad constante y exagerada de aplicar bálsamo labial sin signos ni datos de sequedad labial (descamación, eritema, costras, fisuras…) podríamos estar ante un cuadro de “dependencia” física, comenta la doctora de González, pero si una persona necesita aplicarlo continuamente porque tiene una sensación de sequedad permanente y especialmente si se acompaña de descamación, costras o fisuras, la especialista aconseja consultar con un dermatólogo “ya que tal vez estemos ante una enfermedad de la piel, como por ejemplo una dermatitis atópica o una queilitis alérgica de contacto entre otros”.

¿De qué están hechos los bálsamos de labios?

Entre los ingredientes más comunes se encuentran los emolientes y los humectantes así como la manteca de cacao o karité, ceras (abejas, carnauba…), parafina, lanolina, glicerina o pantenol entre otros, que aportan hidratación y nutrición, explica la dermatóloga de IMR. Además, algunos bálsamos labiales pueden contener filtros solares. A todo ello se añade, a veces, conservantes y aromas. Estos últimos mejoran el gusto y el olor, pero pueden aumentar el riesgo de irritación.  Por otro lado, “el mentol y otros ingredientes que causan sensación de hormigueo o picazón pueden irritar los labios y empeorar la sequedad o incluso producir cuadros de dermatitis de contacto”.

Por otro lado, Lucía Altozano aclara que no hay que confundir un bálsamo labial con la vaselina que se usa habitual y aparentemente con el mismo fin. “La vaselina es conocida por su capacidad de crear una barrera protectora que previene la pérdida de humedad mediante oclusión”. Eso, dice, crea un efecto parche que no permite la correcta oxigenación de los tejidos. Su opción: mejor aplicar bálsamos, ya que contienen ingredientes activos que pueden regenerar, hidratar y nutrir la delicada piel de los labios. “Además, actúan en niveles más profundos, ofreciendo una hidratación más efectiva y duradera”.

Para esta farmacéutica es crucial elegir un buen bálsamo labial, con una alta concentración de ingredientes naturales, principalmente mantecas y aceites naturales, con propiedades antioxidantes y de prevención del envejecimiento prematuro. Esa elección es importante para la salud de los labios como para nuestro organismo a largo plazo. “Inevitablemente acabamos tragando parte del producto por lo que conviene apostar por fórmulas que no contengan aceites minerales, parafinas y compuestos derivados del petróleo”.

El uso recurrente de bálsamo de labios puede hacer que la piel de los labios se adapte a los ingredientes activos, reduciendo su capacidad para producir su propia humedad, lo que a la larga tendrá un efecto nocivo en los labios, que estarán más secos y agrietados cuando no usemos el bálsamo, comenta la farmacéutica, quien también refiere que la moda de los labios voluminosos ha incrementado el uso de estos productos. Aunque no pueden aumentar significativamente el volumen natural, algunos activan la microcirculación, aportando un efecto de turgencia y juventud que puede generar una dependencia de este tipo de labiales. Además, el brillo que ofrecen, aporta un efecto glow que a muchas personas les resulta muy atractivo estéticamente”.

Asimismo, su uso en determinados momentos o actividades del día, como por ejemplo antes de salir de casa o al acostarnos, crea un hábito, que puede arraigar la sensación de dependencia. Para romper ese círculo vicioso, acondiciona tus labios como un paso más de tu rutina de belleza, con una exfoliación suave (y nunca arranques las pieles muertes), utiliza una mascarilla nocturnacuando los notes especialmente secos y usa a diario un producto que los hidrate. Evita lamerte los labios, respira por la nariz y protégelos del sol. En condiciones climatológicas adversas puedes reaplicar el bálsamo de labios cuando los notes tirantes.

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